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Barcelona, España
En la España del siglo XIX, la condición de las mujeres se vinculaba a su capacidad jurídica y de obrar, base del entramado jurídico de un sex-gender system que las sometía en todos los ámbitos de su vida y coartaba su desarrollo personal y profesional. En las profesiones de la imprenta, edición y librería, los gremios las consideraban personajes de tránsito que no podían tener reconoci- miento profesional y quedan ocultas tras nombres comerciales como viuda, hija o herederos. Eulàlia Ferrer Montserrat, viuda de Brusi (1780-1841), fue librera, editora, impresora y directora de un periódico, primero junto a su marido An- tonio Brusi y, viuda y en solitario durante veinte años más, como directora del Diario de Barcelona. En un momento histórico convulso, ejerció directamente, sin ceder la gestión de la empresa a capataces y adquirió una identidad profe- sional de reconocido prestigio. Por ello y por ser mujer, tuvo que enfrentarse a numerosos pleitos con sus colegas y su propio colegio profesional. Heredera de una importante librería barcelonesa, su matrimonio con Brusi en 1799 hizo que este se encargara del negocio, que amplió y para la que obtuvo el privilegio de edición del Diario de Barcelona. A la muerte de Brusi en 1821 y con su hijo y heredero menor de edad, Eulàlia asumió la dirección de los negocios. Las orde- nanzas gremiales, consecuencia de la legislación vigente y de las limitaciones a la educación y formación profesional de las mujeres, no permitían que las mu- jeres se agremiaran y, por ello, no podían llevar un negocio por ellas mismas.
Mientras vivió su marido, este le otorgó poderes para actuar con pleno derecho y, a su muerte, como heredera universal, dejó de tener esta tutela y se convirtió en cap de casa. Al no contraer nuevo matrimonio, conservó su independencia y llevó las riendas de la empresa, en nombre propio y de su hijo, y supo moverse en los ámbitos del poder para conseguir concesiones y privilegios. Entre ellos, la ampliación del privilegio de edición del Diario de Barcelona, único permitido en la provincia y, por ello, una importante fuente de ingresos. Sus colegas (en par- ticular, Josep Rubió) y el mismo Colegio de Libreros e Impresores de Barcelona consideraron que era un abuso e iniciaron diversos pleitos en que acusaron a Eu- làlia de acaparar el mercado y coaccionar para obtener encargos y enriquecerse.
A su vez, Eulàlia pleiteó contra ellos para impedir la edición de otros periódicos.
Las actas de estos procesos demuestran que sus colegas reconocían a Eulàlia Fe- rrer como una igual, impresora y editora, con autoridad profesional en un ámbito plenamente masculino. Uniendo inteligencia y voluntad, aprovechó en su bene- ficio los resquicios de la normativa: no se opone al sistema, sino que aprovecha sus lagunas para conseguir sus objetivos. Sus actividades proporcionan un rico registro documental sobre la capacidad, la autoridad y el poder de un colectivo marginado, las mujeres, y de su propia identidad.
In 19 th century Spain, social position of women was linked to their legal ability and ability to act; basis of the legal framework of a sex-gender system that subjected them in all areas of their lives and restricted their personal and professional development. In printing, publishing and bookstore professions, guilds considered women as transition characters who could not have profes- sional recognition and were hidden behind trade names such as widow, daugh- ter or heirs. Eulàlia Ferrer Montserrat, widow of Brusi (1780-1841), was a bookseller, publisher, printer and editor of a newspaper, first together with her husband Antonio Brusi and, widowed and alone for twenty more years, also as editor of the Diario de Barcelona. In a troubled historical period, she acted directly, without handing the management of the company over foremen, and acquired a professional identity with recognized prestige. Therefore and be- cause she was a woman, she had to face numerous lawsuits with her colleagues and her own guild. Heir to an important Barcelona bookstore, her marriage to Brusi in 1799 made him take over the business; he expanded it and for which obtained the privilege to publish the Diario de Barcelona. On Brusi’s death in 1821 and with her son and minor heir, Eulàlia assumed the business manage- ment. Guild ordinances, a consequence of current legislation and limitations on education and professional training for women, did not allow women to join guilds and, therefore, they could not run a business by themselves. while her husband was alive, he gave her powers of attorney to act with full rights and, on his death, as his universal heir, she is emancipated and became head of her house. She was not married again and kept her independence, taking the reins of the company in her own’s and her son’s name, and she knew how to move in the spheres of power to obtain concessions and privileges. Among them, the extension of the privilege to publish the Diario de Barcelona, the only one allowed in the province and, therefore, an important business. Her colleagues (in particular, Josep Rubió) and the Guild of Booksellers and Printers of Bar- celona considered that it was an abuse and initiated various lawsuits accusing Eulàlia of market monopoly and coercions to obtain official orders and enrich herself. In turn, Eulàlia sued against them to prevent the publication of other newspapers. The minutes of these processes show that her colleagues recog- nized Eulàlia Ferrer as an equal, a printer and a publisher, with professional authority in a fully masculine environment. with intelligence and will, she took advantage of the loopholes in regulations for her benefit: she was not opposed to the system, but takes advantage of her gaps to achieve her objectives. Her activities provide a rich documentary record of the abality, authority and power of a marginalized group, women, and of her own identity.
