El nuevo Presidente de Perú deberá abordar los desafíos de la desigualdad y la falta de oportunidades que el crecimiento de los últimos 20 años no ha paliado. Para empezar, tendrá la difícil tarea de unir a un país extremadamente polarizado y temeroso de que un régimen caótico pueda llevarlo al desgobierno y al populismo. Para esto, deberá alejarse de los extremistas de su partido, rodearse de un equipo serio y presentar propuestas sensatas para acabar con la incertidumbre y las confrontaciones que privan hoy.