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La mayor virtud de Uruguay es pasar, generalmente, desapercibido. Pero el país comienza a cambiar y a atraer la atención. Aunque su política económico-social no está desprovista de ambigüedades, la presidencia del socialista Tabaré Vázquez ha permitido la puesta en marcha de un programa de urgencia parecido al plan “Hambre cero” del gobierno brasileño. Montevideo se preocupa igualmente del destino de cerca de los doscientos sesenta detenidos desaparecidos durante la dictadura civil-militar de 1973-1984.
