Por primera vez, en Francia, una mujer podría ser elegida presidenta de la República. Pero, para la mayor parte de las mujeres, treinta años después de sus conquistas de derecho al trabajo y al control de su cuerpo, las amenazas y las regresiones son numerosas. La sociedad continúa asignándoles, sobre todo, el papel de madres: ellas asumen lo esencial de la carga de los hijos y sufren una fuerte reprobación cuando abortan. Y están mucho más afectadas por el paro y el subempleo que los hombres.