Desde la teoría de las representaciones sociales el autor pone en evidencia el núcleo central de la teoría política de la democracia liberal referida la concepción de ciudadanía monocultural que ella vehiculiza. Reflexiona sobre sus límites ante la irrupción de los particularismos étnicos, y concibe como dilema la necesidad de elaborar estrategias políticas consistentes y eficaces con el propósito de construir una democracia y una ciudadanía pluricultural en América Latina.