Europa y la participación popular nunca fueron de la mano. Al optar por la ratificación parlamentaria de un tratado prácticamente idéntico al que había sido rechazado por referéndum en 2005, Nicolas Sarkozy acrecienta la fractura entre los ciudadanos y el aparato institucional de la Unión Europea. Un aparato que produce constantemente políticas neoliberales que los Gobiernos imputan felizmente a una "Europa" cuya legitimidad se ve así minada.