El Estado de Derecho que nuestra Constitución proclama en el primer apartado de su primer artículo sería una mera afirmación ausente de contenido sin la figura profesional del abogado. La Abogacía, como garante de los derechos fundamentales de todos los ciudadanos, es una institución social y democrática imprescindible y cuyo principal valor reside en permitir y salvaguardar la acción y defensa de las pretensiones de todos. Sin abogados…el ordenamiento jurídico deviene en inexistente. Sin abogados…la sociedad retorna a la dureza y crueldad de la «ley del más fuerte». Son esenciales, pero a veces lo olvidamos. ¿Qué tiene que decir la Abogacía española de todo lo que ocurre en la realidad judicial actual? En esta edición, los abogados toman la palabra.