Este artículo explica por qué, a pesar de los esfuerzos provenientes del partido de izquierda para convertir la contienda de 2006 en un referendo sobre desigualdad y pobreza extendida, el nivel de ingreso económico no influyó en la decisión electoral en 2006.
Un análisis basado en modelos logísticos con datos postelectorales muestra que la “falsa conciencia” o la incapacidad de los votantes para entender los temas sobresalientes de la campaña no es distinta entre los votantes pobres y los ricos.
This paper explains why income did not shape vote choice in the Mexican 2006 election, despite the efforts by the left party to turn this race into a referendum on inequality and widespread poverty. Logistic models of a post-election survey indicate that “false consciousness” or the inability to understand the issues at stake do not distinguish poorer from wealthier voters.