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Ariadna Romans Torrent
Los movimientos juveniles ecologistas han tomado una deriva diferente en los últimos años, sobre todo después de la aparición de la joven activista Greta Thunberg. La pandemia del coronavirus y su posterior crisis, junto al fenómeno de la digitalización están contribuyendo a la formación de una nueva tendencia dentro del activismo, que algunos autores han definido como nuevos movimientos sociales, NMS (von Kardorff, 2019). Este nuevo tipo de activismo (y también otros movimientos sociales) topa con un reto que es conocido como la trampa de la incidencia, que es la situación donde los jóvenes activistas ecologistas se encuentran con sentimientos de frustración, decepción o desesperación ante su incapacidad de trasladar de forma directa sus demandas a las instituciones que, o bien no las toman en serio, o bien las utilizan para propósitos distintos de los reclamados por parte de los activistas. La trampa puede resultar en reacciones como el abandono del activismo por parte de los jóvenes o el agotamiento de los movimientos. Este artículo tiene tres ambiciones. En primer lugar, esbozar las principales claves de este nuevo activismo juvenil ecologista. En segundo lugar, presentar el principal reto con el que se encuentra en el momento presente, que este artículo ha descrito como “la trampa de la incidencia”. En tercer lugar, demostrar empíricamente a partir de un conjunto de entrevistas semiestructuradas los efectos de esta “trampa de la incidencia” en el activismo juvenil ecologista catalán, centrándose las principales consecuencias que tiene sobre el estado emocional de sus integrantes.
The environmental youth movements have taken a different drift in recent years, especially after the emergence of the young activist Greta Thunberg. The coronavirus pandemic and its subsequent crisis, together with the phenomenon of digitization, are contributing to the formation of a new trend within activism, which many have defined as new social movements, NMS (von Kardorff, 2019). This new type of activism (and also other social movements) runs up against a challenge that is known as the advocacy trap, which is the situation where young environmental activists run into feelings of frustration, disappointment or despair at their inability to move from directly shape their demands to institutions that either do not take their demands seriously oruse them for purposes other than those claimed by activists. The trap can result in reactions such as the abandonment of activism by young people or the exhaustion of movements. This article has three ambitions. First, outline the main keys to this new environmental youth activism. Second, present the main challenge you are facing right now, which this article has described as the advocacy trap. Third, empirically demonstrate from a set of semi-structured interviews the effects of this advocacy trap on environmental youth activism, focusing on the main consequences it has on the emotional state of its members.
