En 1995 me tocó participar en dos seminarios; en uno presenté un trabajo sobre población y desarrollo en la gran Ciudad de México, y en el otro me referí a la distribución de la población y desarrollo urbano en México, aludiendo particularmente a América Latina. Los muchos trabajos de Gustavo Garza sobre la Ciudad de México fueron consultados y, claro está, el Atlas de la Ciudad de México de 1987, que elaboró junto con el entonces Departamento del Distrito Federal. Después don Gustavo me invitó a la presentación de su libro sobre Monterrey, junto con don Víctor L. Urquidi, y ahora de nueva cuenta me distingue para esta presentación, lo que agradezco, entre otras cosas, por el gusto de disfrutar las primicias de una publicación, aspecto que constituye un vicio para los científicos sociales, ya que resulta indispensable estar actualizado.