Julio Sevilla Moreno
Con el fin de la ocupación siria en 2005 al Líbano se le presenta el reto de definir su política exterior. Un sistema confesional que crea profundas divisiones a la hora de tomar decisiones a nivel diplomático, un poder regional que no cesa de polarizarse y la influencia de actores externos provoca sin embargo una parálisis crónica en un Estado que ve cómo todo conflicto externo lo afecta sin quererlo. Ante esta situación, el Líbano aplica una política exterior de supervivencia, llamada de “neutralidad positiva” y de “disociación” años más tarde, en un intento de evitar que los partidos políticos que representan al Estado lo vuelvan a sumergir en una nueva guerra civil.
With the end of the Syrian occupation in 2005, Lebanon was challenged to define its foreign policy. However, a confessional system creating deep divisions within the decision-making process at diplomatic level, an increasingly polarised regional power, as well as the interference by foreign actors have caused the State to be chronically paralysed. Aware of the impact on the country of any regional conflict, Lebanon applies a foreign policy aimed at survival, years later called “positive neutrality” and “dissociation”, in an attempt to prevent the political parties that represent the State from plunging the country into another civil war.