Para alcanzar los resultados prometidos por la estrategia empresarial, varios líderes empresariales están empezando a exigir que la gestión del rendimiento se encargue de alinear a toda la empresa tras esa estrategia. El elemento final y más importante no es planificar, presupuestar, hacer previsiones, informar o recompensar, sino actuar: fabricar productos, prestar servicios o atender a los clientes, generar ingresos y obtener beneficios.