Con el inicio de la transición democrática en España, el Trasvase Tajo-Segura fue cuestionado desde diferentes ópticas. Por un lado, las distintas formaciones políticas lo criticaron por entender que se trataba de una obra decidida y prácticamente ejecutada durante el franquismo y, por lo tanto, antidemocrática. Por otro, el inicio de la configuración del Estado de las Autonomías puso de manifiesto las diferencias regionales en cuanto a la corrección del desequilibrio hidrológico