Ariane Bonzon
Desde hace varias décadas, la renuncia voluntaria a la ingesta de alimentos y agua ha sido una estrategia de reivindicación política de los presos que militan en la extrema izquierda turca o que están afiliados al independentismo kurdo. Ante este tipo de protestas, que en ocasiones tienen un resultado fatal para el primer tipo de reclusos, Ankara ha optado por la mano dura. Los nuevos centros penitenciarios se están construyendo con el propósito de impedir cualquier movimiento colectivo.