Anne-Dominique Correa
Buques estadounidenses surcan el mar de China. Más sigilosamente, Pekín mueve sus peones en una región que la Casa Blanca considera su “patio trasero”: América Latina. Los gobiernos conservadores del subcontinente, en el poder desde mediados de la década de 2010, descubren, tras haber intentado volver al redil de Washington, que Estados Unidos es un aliado exigente y poco generoso.