El autor procura dar su visión del futuro de las relaciones internacionales, sostiene la necesidad de someterlas a algún tipo de derecho constitucional y pronostica graves consecuencias para el caso de no hacerlo. Expone la experiencia en que funda su pronóstico y lo respalda, además, con un prolijo análisis de los dos opúsculos que Emmanuel Kant dedica específicamente al estudio del tema.