Se correlacionan dinámicamente el deterioro paulatino del poder político y el emerger de cambios en las herramientas del lenguaje. Estos cambios estarán vinculados con prácticas del poder orientadas a la provisión de determinados servicios que propician convivencia y gobernanza y tienden a acumularse en el tiempo, pudiendo llegar a generar herramientas de comunicación totalmente nuevas. Esto ocurre en condiciones alejadas del equilibrio y si no se restablece de alguna manera el poder centralizado mediante la oferta de “servicios de convivencia”. El proceso es reversible y puede ser observado en dinámicas actuales, y estudiado por analogías con eventos históricos documentados.