El propósito del siguiente artículo es analizar críticamente dos posiciones sostenidas en las ciencias sociales: la constructivista -tomando como ejemplo, la asumida por ciertos antropólogos, y la biologista ”“referente a las definiciones sesgadas que de la sexualidad  humana han querido imponer algunos médicos y biólogos, provocando la reacción justificada de algunos investigadores sociales-, respecto al modo cómo ambas explican o interpretan la conformación del género. Mediante un análisis hermenéutico y comparativo, se reconoce que una posición meramente culturalista es insuficiente, y que una visión biologista, rígida y prejuiciada, resulta contraproducente, para una comprensión real de la forma tan compleja y multifactorial de constituir el género, tal como está establecido hoy en día. La conclusión es el desarrollo de una nueva corriente que busca superar la confrontación entre constructivismo y biologismo, a través, sobre todo, de la consolidación de investigaciones realmente objetivas en el área de la biología sexual humana que confirman el principio de plasticidad de la misma, compatible con la existencia de la diversidad sexual develada por las ciencias sociales.