Álvaro B Márquez Fernández
Con el debate modernidad y postmodernidad se devela, parece que de otra manera, el déficit del paradigma cientificista capitalista de garantizar a los seres humanos un bienestar social basado exclusivamente en la producción y el consumo. El esfuerzo por solventar este déficit con el rescate de la ética como contenido de toda acción política y técnica, nos sugiere una especie de “cristianización” del paganismo liberal. Pensar el pragmatismo liberal desde el diálogo que promueve la pragmática comunicativa puede despertar intereses y sospechas, pero parece que las circunstancias están dadas para que tal desafío nos comprometa en un esfuerzo reflexivo y crítico por salvar lo poco que aún queda de humanidad en el hombre moderno: las valoraciones.