Cláudio André de Souza, M. Victoria Espiñeira Gonzalez
El debate sobre la representación política ha adquirido importancia significativa en los últimos años, dando lugar a muchas investigaciones sobre la democracia, para centrarse en el desempeño electoral, los partidos políticos, y especialmente en la relación entre el representante y el representado.Además de eso, un número considerable de estudios analizaron las causas y consecuencias de la crisis de la representación en la calidad institucional característica del proyecto democrático moderno como el acto de hacer presente a un sujeto político que no está literalmente presente. En este sentido, otorga a la representación estar presente de alguna manera en ausencia del representado. La presencia del representante se justifica por la ausencia del representado, la medida en que su ausencia se legitima delante de la presencia del representante. La teoría democrática contemporánea se ha esforzado para problematizar las democracias actuales, en especial, en determinados modos de representación política que se asemejan en su relación con los bajos niveles de confianza y preferencia partidista haciendo expandir entre los ciudadanos el sentimiento de que no están representados (MANIN). Los límites actuales de la representación política animanel debate sobre el tipo de mandato y control de los representantes por parte de los representados. Una amplia gama de artículos cuestionan los límites de la representación, incluso bajo la égida de que la democracia representativa se ha convertido en deseable y necesaria. Por lo tanto, este trabajo tiene como objetivos: a) describir y analizar el conjunto de estudios de la teoría de la democracia sobre el tema, incluyendo las democracias latinoamericanas que buscan replantear la representación política de las formas de control político por parte del representado; b) cuestionar la diversidad de la investigación empírica sobre la representación política y cuáles son los diseños empíricosmás relevantes actualmente; c) ubicar los tipos de herramientas teórico-analíticas orientadas a concebir la participación como recurso ubicado internamente en la institución de la representación (un tipo de “presunción de agencia” por parte del liberalismo), así como un tipo de control y práctica política capaces de generar calidad para la democracia y para la representación.