Desde sus inicios en 1979, la política interna de la República Islámica de Irán se ha caracterizado por la tensión entre el presidente, que dirige el gobierno, y el Líder Supremo, que encabeza un conjunto de instituciones paralelas cuyo objetivo es garantizar el respeto a los ideales del Irán revolucionario. Así, el Líder Supremo dirige una auténtico estado paralelo, formado por el Consejo de Guardianes de la Revolución, que tiene poder de veto sobre el poder legislativo y sobre las candidaturas electorales, y la Guardia de la Revolución Islámica (GRI), auténticas Fuerzas Armadas paralelas que responden directamente ante el Líder Supremo. Las tensiones entre ambos ámbitos ha sido constante desde 1979 y ha supuesto un freno efectivo para cualquier intento reformista. La designación, tras las elecciones de junio de 2021, del nuevo presidente, Ebrahim Raisi, puede suponer un cambio radical en las relaciones entre el estado paralelo y la administración del Estado.