Madrid, España
La globalización capitalista bajo la cual vivimos está favoreciendo el avance de una cosmovisión crematística de la vida asentada en unos estilos de vida cada vez más urbanos, consumistas e insostenibles. Este hecho, lejos de estar llevándonos hacia sociedades más justas y prósperas, está consolidando una cultura del derroche y del despilfarro que está empujando a nuestra civilización hacia una crisis social y ecológica sin precedentes cuyo desenlace podría resultar dramático para nuestra especie y para el resto de seres vivos con los que compartimos el planeta.
Bajo un contexto como este, el siglo XXI nos presenta un reto colosal: ser capaces de acomodar de forma justa y pacífica el bienestar de la creciente población humana en un planeta de espacio ecológico limitado y de recursos naturales finitos. La ascendente insostenibilidad del actual modelo económico y del estilo de vida asociado al mismo está comenzando a chocar con los límites ecológicos de la Tierra, y cada vez queda menos tiempo para adoptar una respuesta global y coordinada que esté a la altura de tan extraordinario desafío.
Durante los próximos años los seres humanos deberemos ser capaces de superar la actual concepción materialista y consumista del bienestar humano y repensar la verdadera razón de ser de la economía en un planeta finito que está acotado por restricciones biofísicas infranqueables. Nuestro futuro como especie en los albores del nuevo milenio de ello dependerá.
The capitalist globalization under which we live is favoring the advancement of a chrematistic worldview of life based on increasingly urban, consumerist and unsustainable lifestyles. This fact, far from leading us towards more just and prosperous societies, is consolidating a culture of excess and waste that is pushing our civilization towards an unprecedented social and ecological crisis whose outcome could be dramatic for our species and the rest of the world’s living beings.
Under a context like this, the 21st century presents us with a colossal challenge: to be able to accommodate in a fair and peaceful way the well-being of the growing human population in a planet of limited ecological space and finite natural resources. The rising unsustainability of the current economic model and the lifestyle associated with it is beginning to collide with the planetary boundaries, and we are running out of time to adopt a global and coordinated response that is up to such an extraordinary challenge.
Over the next few years, human beings must be able to overcome the current materialist and consumerist conception of human well-being and rethink the true raison d'être of the economy on a finite planet that is bounded by impassable biophysical restrictions. Our future as a species at the dawn of the new millennium will depend on it.