Se diría que la animación política que suscitan en Francia las elecciones presidenciales de abril de 2022 ha hecho olvidar el excepcional nivel de abstención de los últimos comicios municipales, departamentales y regionales. Especialmente, entre las clases populares y los jóvenes. ¿Qué ha pasado? ¿Una tradición histórica que se remontaba a 1848 habría llegado de repente a su fin?