La conciliación de la vida laboral con la vida familiar es el gran reto del siglo XXI. Los nuevos retos familiares y demográficos y la normativa europea han convergido en la evolución de nuestra legislación en la materia desde la reducción de la jornada hasta la adaptación de la misma, implicando un cambio de paradigma. El trabajo judicial en este tipo de asuntos no puede perder la perspectiva familiar. La decisión judicial no puede entrar a ordenar los horarios de un hogar, ni tampoco a recomendar políticas activas de conciliación, sino más bien a valorar la razonabilidad de la petición y de la respuesta empresarial.