Alain Deneault
¡Demasiado tímido! ¡Demasiado dependiente de la buena voluntad de Washington! ¡Demasiado susceptible de ser desechado por otra Administración! Motivos para escarnecer el impuesto universal sobre sociedades defendido por el presidente estadounidense Joseph Biden no faltan. Pero, pese a sus defectos, la medida abre un nuevo horizonte político: priva a las multinacionales de la ficción que las situaba por encima de las leyes.