El Japón y la República de Corea acometieron a finales de los años noventa una serie de reformas del mercado de trabajo que se han presentado muchas veces como meramente flexibilizadoras. Sin embargo, el autor sostiene —sobre la base del concepto de «doble movimiento» de Polanyi— que los dos conjugaron las medidas liberalizadoras con otras en pos de la estabilidad social. Tras estudiar las leyes adoptadas por uno y otro para reformar su mercado de trabajo y atenuar la dualidad del mismo, afirma que las diferencias se deben a que tienen procedimientos y entornos distintos para fijar sus líneas políticas.