La autora analiza las jerarquías del trabajo de cuidado de Sudáfrica, que han sido alteradas por la pandemia de sida y los cambios estructurales consiguientes. Estas enfermeras, asistentes sociales, cuidadoras domiciliarias y voluntarias —son casi todas mujeres— poseen antecedentes muy diversos y trabajan en organismos oficiales, empresas privadas, hogares y entidades sin fines de lucro. Aunque ha mejorado la prestación de cuidados, lo cual ha propiciado algunos aumentos salariales, su labor sigue estando infravalorada. La lucha contra la pandemia impulsa la transferencia de tareas en sentido descendente y agrava el fardo de trabajo que recae en las trabajadoras poco o nada remuneradas y que sufren las peores condiciones laborales.