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Encarnación Raquel Bustos Vinuesa
El olfato, ante un olor desagradable que proviene de una posible contaminación, actúa como órgano que nos alerta de esta situación, sin embargo, la regulación de este tipo de contaminación, imprecisa en su mayoría, queda relegada a un segundo plano. En gran parte porque la contaminación por olor, como indicador de la calidad del aire, está en manos del concepto jurídico indeterminado de molestia, basado principalmente en el tono hedónico (agrado o desagrado) de los compuestos químicos presentes en el aire ambiental, que tienen la característica de producir olor, convirtiendo la emisión en una molestia para el receptor que la percibe. La definición de contaminación atmosférica nos lleva a que, un mismo compuesto puede ser un contaminante por partida doble, siendo la contaminación por olor, en la mayoría de los casos, el preludio del efecto nocivo, por lo que se plantea la importancia de esta regulación en la fase preventiva.
The sense of smell face to an unpleasant smell that comes from an eventual environmental pollution, reacts as the organ alerting us of this situation. However, the regulation of this type of environmental pollution, mostly loose, is relegated to background. In large part because odor pollution, as an indicator of the air quality, is in the hands of the indeterminate legal concept of nuisance, based mainly on the hedonic tone (like or dislike) of the chemical compounds present in the ambient air, that have the characteristic of producing odor, turning the emission into an annoyance for the receiver that perceives it. The definition of atmospheric pollution leads us to the fact that the same compound can be a double pollutant, with odor pollution being, in most cases, the prelude to the harmful effect, so the importance of this regulation in the preventive phase to be posed.
