Javier María Ruiz Arévalo
El pasado 29 de febrero, EE UU y una representación de la insurgencia talibán firmaron un principio de acuerdo que, de prosperar, concluirá con la firma de un acuerdo de paz entre este grupo y el gobierno afga-no. Para que las negociaciones que ahora se inician prosperen, resulta imprescindible el apoyo de las potencias regionales. Predecir la actitud que puedan adoptar según vaya avanzando el proceso requiere analizar la postura inicial de cada uno de ellos, sus intereses en Afganistán, lo que pueden esperar de un posible acuerdo de paz y, sobre todo, lo que en ningún caso aceptarían. De hecho, encontrar un equilibrio entre todos estos intereses, muchas veces contrapuestos, es una de las claves del proceso en curso.
On February 29th, the United States and the Taliban signed an agre-ement that, if successful, will end with the signing of a peace agree-ment between the insurgent group and the Afghan government. For the negotiations that are now beginning to prosper, the support of the regional powers is essential. Predicting the attitude they can adopt as the process progresses requires analysing the initial position of each of them, their interests in Afghanistan, what they can expect from a possible peace agreement and, above all, what they would never accept. In fact, finding a balance between all these interests, which are often opposed, is one of the keys to the ongoing process