Tras once días de conflicto que causaron la muerte de 230 palestinos y 12 israelíes, Israel y Hamás acordaron un alto el fuego sin condiciones. La interrupción de las hostilidades no ha rebajado la tensión en Jerusalén-Este y Cisjordania, ni resuelve los problemas de fondo. Mientras no dispongan de un Estado viable y sigan sufriendo la colonización, los palestinos continuarán luchando por sus derechos.