Con motivo de la discusión parlamentaria del proyecto de ley que introduce el divorcio vincular, José Joaquín Ugarte expone el planteamiento iusnaturalista sobre la indisolubilidad del matrimonio. El camino deductivo, que parte de los fines del matrimonio: procreación, educación y promoción de los hijos y el amor de amistad de los cónyuges, desemboca en la indisolubilidad. El método inductivo, que parte de los datos estadísticos sobre las relaciones del divorcio con el suicidio, y con los problemas psíquicos y de conducta de los hijos, y sobre el efecto multiplicador del divorcio, llega a la misma conclusión. El divorcio es contrario al derecho natural y no sólo a lo moral, porque quebranta los derechos de los hijos, del cónyuge y de la sociedad. Asimismo, señala el autor, la ley civil no invade la privacidad al consagrar la indisolubilidad. El llamado “fraude de las nulidades” —agrega a su vez— se produciría igual con una ley de divorcio, para fabricar las causales de éste, y no puede evitarse suprimiendo la institución que dicho fraude ataca.