Galicia ha entrado en el siglo XXI con un sistema de medios de comunicación que se caracteriza por el predominio de la empresa de propiedad familiar, por una cierta debilidad empresarial (incremento de la deuda y dependencia de las subvenciones), por el liderazgo en el mercado local y regional frente a los medios de Madrid, por una estrategia de atención a los contenidos de proximidad y por la escasa presencia de la lengua propia en los contenidos de la mayoría de los productos de las empresas privadas. Es un modelo paradigmático de medios locales que a lo largo de la historia ha conseguido sentar las bases para articular una fuerte implantación en los ámbitos de proximidad y una aceptable sintonía con los usuarios en un mercado presidido por una tendencia a la estabilidad (los índices de difusión y audiencia se han estabilizado desde 1995). El último tercio del siglo XX ha sido de grandes cambios en la mayoría de las empresas, que han aprovechado el año 2000, 2001 y 2002 para renovar varios proyectos periodísticos y para proseguir con la política de diversificación y de creación de grupos de comunicación capaces de ganar en tamaño y en estabilidad en el escenario de la Sociedad de la Información. Los datos apuntan que en el año 2003 la industria cultural y del conocimiento facturará alrededor de los cuatrocientos mil millones de pesetas, de los que una tercera parte corresponde a la actividad económica de la prensa escrita, del sector audiovisual y del negocio editorial. La facturación de la empresa periodística gallega superó los treinta mil millones de pesetas