Alcalá de Henares, España
Barcelona, España
España, a diferencia de otros países meridionales, recalibró desde los años 1980 su sistema de garantía de ingresos, conteniendo el nivel contributivo y creando un conjunto de programas asistenciales. A pesar de su significativo impacto, los límites e incoherencias de ese conjunto asistencial explican que, desde 2015, su reforma esté en la agenda política nacional. Aunque el conjunto existente tiene mayor impacto que sus equivalentes italiano o griego, su diseño está aún anclado en una concepción «fordista» que asocia empleo con seguridad económica. Este modelo se muestra insuficiente para hacer frente a las transformaciones de la estructura de los hogares, a las dificultades de acceso a la vivienda, pero sobre todo al crecimiento de formas precarias de participación en el empleo. El artículo analiza la trayectoria del conjunto de la garantía de ingresos en el que el nuevo Ingreso Mínimo Vital mejora apreciablemente la cobertura asistencial, pero deja sin resolver la adecuación del conjunto a las nuevas formas de empleo.
Spain, unlike other Southern European countries, recalibrated its income maintenance system in the 1980s, containing its contributory programs and creating a set of means-tested programs. Despite its contribution to severe poverty reduction, this set has limitations and inconsistencies that have led to its reform entering the national political agenda since 2015. These programs, although more effective than their Italian or Greek equivalents, are still very much linked to a Fordist model that expects any job to be able to lift a household out of poverty. This model is unable to cope with changes in family structure, increasingly difficult access to housing and, above all, new forms of precarious employment. The article analyses the path of those guaranteed income schemes in which the new Minimum Living Income benefit may improve the coverage of existing social assistance programs but leaves unresolved its adequacy to the new forms of employment.