Santiago, Chile
El autor focaliza su comentario al informe de Carla Lehmann, “¿Cuán religiosos somos los chilenos?”, en la falta de consistencia entre las creencias y las prácticas religiosas de nuestros connacionales. Los resultados de la encuesta sobre religiosidad presentados en ese informe, señala el autor, establecen que Chile ocupa el cuarto lugar entre los países más creyentes, pero un lugar muy inferior como observante.
El autor esboza dos hipótesis explicativas de este fenómeno. Por una parte, la existencia de un posible “estado de indiferencia” respecto de la observancia de una gran masa de creyentes, mayoritariamente pertenecientes a los estratos bajos de la población. La segunda hipótesis está relacionada con el peso que podrían tener las opiniones “políticamente correctas” en Chile, país en que la Iglesia católica y las confesiones religiosas en general disfrutan de un gran prestigio.