Cuatro grandes shocks estratégicos producidos en estos primeros veinte años del siglo XXI han puesto de manifiesto la vulnerabilidad occidental, y particularmente la europea. El efecto acumulado de los mismos, así como las dificultades para abordarlos, han producido de deterioro de las posiciones europeas en los ámbitos económico, financiero, geopolítico y militar.
Estas crisis, cuya aparición y desarrollo no fueron previstos por los documentos estratégicos más importantes, permiten definir estas dos décadas como una “era de vulnerabilidad”.
En este trabajo se sostiene que hay causas estructurales que la explican, pero también ciertos enfoques estratégicos inadecuados para entender el contexto y actuar de manera realista en el mismo.