Federico Sarro
Hace exactamente 39 años, en medio de la Guerra Fría, la disuasión nuclear no logró evitar que el pabellón argentino fuera izado en las Islas Malvinas. A pesar del tiempo transcurrido, una aproximación desde el smart power que contemple no solo lo ocurrido sino también la proyección estratégica de unas remotas islas hacia la Antártida a partir de la presencia británica que impide a la Argentina el uso del mar, exige extraer conclusiones en vistas a prevalecer en un sistema internacional anárquico tras más de un siglo de presencia ininterrumpida en el Continente Blanco.