Después de varios meses de espera llegaron las ansiadas vacunas contra la COVID-19 para la navidad del 2020. Se abrió una ventana de esperanza, con la posibilidad de salir de la pandemia y volver a la “normalidad”. Pero, no hay que dejarse llevar por esa felicidad momentánea, pues la COVID-19 y otras epidemias seguirán siendo un problema de salud pública internacional, y las ansiadas vacunas deben aún demostrar su eficacia, pues llegaron bajo el paraguas de la emergencia. Las medidas de emergencia en el desarrollo de vacunas significa acelerar los ensayos clínicos y hacerlos simultáneos, dejando de lado los efectos a largo plazo que pueden surgir y que normalmente son tema de investigación durante años de evaluación de los ensayos. Las agencias gubernamentales encargadas por la aprobación de vacunas en cada país y la propia Organización Mundial de la Salud aceptan vacunas con 50% de eficacia en los ensayos, lo cual no significa 50% cuando son utilizadas de forma masiva en toda la población, sin restricción de edades y condiciones previas. Muchas incertidumbres emergen sobre las vacunas que están siendo desarrolladas, y diversas incógnitas quedan aún por ser respondidas, enigmas que solo se sabrán después de años de la vacunación masiva.
After months of waiting, the longed for vaccines against COVID-19 finally arrived for Christmas.
A window of hope opened with the possibility of the end of the pandemic and the return to “normality”.
However, we cannot be taken by this momentary happiness because COVID-19 and other pandemics will continue to pose an international public health issue and the longed for vaccines still need to prove their efficiency, as they came under the wings of emergency. The emergency measures in the development of vaccines imply speeding the process of clinical trials, and transforming successive phases into simultaneous ones, leaving unspoken the long terms effects that can arise, and are only visible after years of investigation during long-term clinical trials. Governmental agencies of each country, which are responsible for the approval of the vaccines, and even the World Health Organization, accept vaccines with 50% efficiency in clinical trials, which does not necessarily mean 50% efficiency when used in massive vaccination with no age restriction or impediment of those with previous conditions. Manny uncertainties arise about the vaccines developed, and unknowns are still to be knowns, answers that will only be available after years from massive vaccination.