Nayla Tabbara
Hace cinco años, en un artículo que escribí para Quaderns de la Mediterrània en 2015 titulado «Nuevas perspectivas para la educación euromediterránea: educación transcultural para una ciudadanía intercultural»,intenté profundizar en varios aspectos de la educación en relación con el Proceso de Barcelona desde mi perspectiva de mujer árabe, musulmana y académica comprometida con la diversidad y la educación para una ciudadanía inclusiva, teniendo en cuenta el contexto posterior a las Primaveras árabes y el apogeo del ISIS que mi región presenciaba en aquella época. Hoy mi reflexión se enmarca en el contexto de dos fenómenos mundiales: por un lado, la pandemia del Covid-19 y, por otro, el movimiento #Black_lives_matter, que ha resurgido a partir del asesinato de George Floyd. No se trata de una reflexión destinada a indagar en los itinerarios curriculares de la educación, sino que trata de señalar, más bien, lo que constituyen, en mi opinión, los fundamentos y las cuestiones cruciales que atañen tanto a la educación intercultural como a las políticas euromediterráneas de vecindad presentes y futuras.