A la violencia de género se suma la pandemia por COVID-19 que modificó la vida cotidiana de toda la población, instalando como contenido de debate los modos de intervención, cuando la presencialidad -hasta aquí- regulaba todo quehacer.
Cabe reflexionar entonces: ¿cómo sostener la grupalidad y los talleres en este contexto?, ¿cómo pensar la intervención social frente a este escenario diferente?