Frente a los planteamientos de los ecologistas, que abogan por una reducción del pastoreo y una mayor protección de la fauna salvaje del Parque Nacional de los Picos de Europa, sobre todo los lobos, y frente a las administraciones públicas, que se mueven únicamente por criterios turísticos, el autor defiende el pastoreo tradicional como elemento básico para mantener el ecosistema y el equilibrio ecológico de la zona.