El autor comienza con un elogio a la estrategia de trabajo decente, diciendo que, gracias a ella, la OIT da ahora más importancia a la consecución de avances prácticos y reales. Después explora los aspectos principales del asunto: cómo dar un contenido operativo y concreto al concepto y la conveniencia de hacer un planteamiento integral de la política socioeconómica que fomente este objetivo. Ello le lleva a formular un marco empírico destinado a valorar los efectos del desarrollo económico en el trabajo decente. Por último, propone una estructura general para los estudios país por país que tiene previsto realizar la OIT con el fin de medir el progreso en este ámbito.