María del Mar Rodríguez González, Iñigo Marauri Castillo , José Ignacio Armentia Vizuete , María Flora Marín Murillo
Esta investigación tiene como objeto el estudio de las principales políticas de comunicación llevadas a cabo por las instituciones públicas, de acuerdo con los sistemas nacionales y europeos de control en seguridad alimentaria, con el fin de gestionar las cada vez más numerosas y graves crisis alimentarias. Para ello, se ha seleccionado el brote de la listeriosis en la carne mechada La Mechá registrado el verano de 2019 en España como uno de los casos, junto con la crisis provocada por la bacteria E. coli en 2011, en los que las acciones comunicativas han generado una mayor controversia. Ante el compromiso de las autoridades nacionales y europeas de reforzar los sistemas de alertas y de control sanitario y alimentario, este artículo analiza la idoneidad en este caso de la gestión de la comunicación de esta crisis y estudia su importancia como herramienta principal para gestionar las crisis alimentarias, de manera que se puedan controlar los conflictos y reducir el alarmismo provocado por determinadas informaciones. Ante una crisis alimentaria, el único instrumento del que dispone el consumidor final para proteger su salud es la información. Si las autoridades competentes emiten mensajes discrepantes, ambiguos, especulativos o contradictorios, la sensación de descontrol y desinformación será mayor. La complejidad del ámbito en el que se desarrollan estas crisis, la seguridad alimentaria, exige que las autoridades públicas y los responsables de elaborar esas políticas de comunicación conozcan cómo funcionan los controles de seguridad nacionales y europeos, entre ellos el sistema de alerta rápida para alimentos y piensos (Rapid Alert System for Food and Feed, RASFF), que permite a los organismos nacionales y europeos responsables intercambiar información de manera rápida y eficaz, y la legislación pertinente.