No se ha declarado la guerra. Pero pocos dudan que estemos en una. La guerra contra la pandemia nos ha privado del oxígeno de la normalidad. Sin ese oxígeno se asfixian la Economía, la Sociedad y el Ordenamiento Jurídico. La regla del «pacta sunt servanda» no puede ser inmune al virus cuando tantos operadores del tráfico, asfixiados y exhaustos, entonan el triste blues del «Hardship» o de la Frustración sobrevenida del Fin del Contrato.