En enero de 2011, la revuelta de los tunecinos contra el régimen de Zine el Abidin Ben Alí desencadenó una onda expansiva en el mundo árabe. De Marruecos al Líbano, Egipto o Siria, la consigna “el pueblo quiere que caiga el régimen” ponía de manifiesto el vigor de la tormenta. Hoy, tan solo Túnez prosigue su camino hacia una transición democrática, que está resultando decepcionante para la población.