El presente artículo interroga por las relaciones ocultas entre el tipo de objetividad admitido en exclusiva por la ciencia, que se arroga el monopolio de la determinación de lo real, y el poder. Todo ello desde la perspectiva de la comprensión metafísica latente tras la ciencia y su conexión íntima con el modo de ser del hombre moderno. Siguiendo ese hilo conductor se intenta, tan sólo, llegar a preguntar por las posibilidades de otro modo de establecer la objetividad y la verdad. Todo ello a partir de la consideración del pensamiento como una forma de arte, de poetización, que dé un peso específico a la pregunta y al misterio por sobre la respuesta.