La influencia de factores sociales tales como la economía, la educación, la religión, la profesión, etc., no tendría ningún efecto sobre los procesos de construcción de la identidad del individuo a menos que procesos interactivos (v. gr., el proceso cognitivo) y estructuras específicas (v. gr., las funciones cerebrales) favorezcan todo tipo de interacciones entre la realidad "externa" (factores macro, medium y microinteractivos) y el propio "sujeto". En este artículo el análisis se centra en mostrar como, paradojicamente, estos procesos y estructuras son determinados y / o construidos, por medio de las propias interacciones que ellos mismos posibilitan. Las características funcionales del cuerpo humano, y por lo tanto del cerebro, habrían sido determinadas a lo largo de millones de años de evolución de la cultura social manifestada en los procesos de humanización. Mientras que los procesos cognitivos requieren de la intervención de ambos elementos. De una parte, la humanización progresiva de la cultura social que se incorporaria al sistema de información genética a través de las diversas generaciones, hasta alcanzar el nivel que se manifiesta en un individuo concreto, perteneciente a una determinada cultura, sociedad y época. En segundo lugar, elementos determinados que coexisten en un entorno social dado, del que un individuo participa, contribuirían a la construcción de los atributos cognitivos (v. gr., habilidades, peculiaridades, etc.) de ese individuo. Debido a la principal actividad de estos procesos interactivos como "intermediarios" entre la realidad externa y el individuo, podrían ser definidos como "factores interfaz".