Josep María Jordán Galduf , Francisco Bataller Martín
Ante los desafíos presentados por dos regiones inmediatamente vecinas, la Unión Europea optó por dos estrategias de proximidad que necesariamente tenían que ser diferentes, aunque complementarias. Con respecto a la Europa del Este, la UE decidió ofrecerle la adhesión plena a su proyecto de integración, mostrándose dispuesta a asegurar que el proceso de transición de estos países hacia una economía de mercado y un sistema político democrático pudiera completarse con éxito. Con respecto a los socios del Mediterráneo Sur, la oferta fue menos drástica, pero aún así, también de enorme significado histórico. La Declaración de Barcelona abrió paso a la Asociación Euromediterránea, concebida como una triple zona de paz y estabilidad, prosperidad compartida y diálogo e intercambio humano. Hasta la fecha, se han producido pasos importantes, aunque a un ritmo menor del esperado, en la vertiente económica de la Asociación, pero apenas se ha avanzado en las otras dos vertientes.