La dinámica histórica del "Estado de bienestar", su tan anunciada crisis y su no menos incierto futuro, puede ser mejor comprendida si se la concibe como el fruto de una determinada constelación histórica de estrategias organizativas, frentes de conflicto y actores colectivos. Esa constelación permite configurarlo teóricamente como un espacio político en el que confluyen tres modelos distintos de confrontación de intereses: los del capital y del trabajo, los de la politica institucionalizada y los expresados en formas extrainstitucionales de protesta. De su capacidad institucional para resolver esos tipos de conflicto, así como del recíproco ajuste de equilibrio entre sus escenarios, depende en buena medida el futuro político de los Estados de bienestar.