Nadie puede negar el logro de Michael Sandel: convertir la filosofía en un fenómeno viral. O, dicho de otro modo, transformar la discusión sobre la justicia y los valores sociales en una forma de vida, convirtiendo las aulas universitarias en ágoras contemporáneas. Porque si ha combatido algo con fuerza este Sócrates del siglo XXI ha sido tanto el estrechamiento de la política como su profesionalización. A lo que nos exhorta en su último ensayo, recientemente publicado por Debate, es a recuperar la conversación sobre la vida buena y los ideales morales, a ejercitarnos en el auténtico civismo, de modo que dejemos de lado lo que aviva la desunión y podamos redescubrir el bien común que nos emparenta con nuestros semejantes.