Alicia García Herrero, César Martín Machuca
La experiencia de Japón muestra que la deflación es un fenómeno que requiere unas circunstancias especialmente negativas, en la que no parece encontrarse actualmente la economía norteamericana. La primera lección a extraer es que la deflación tiene costes muy elevados y es difícil de anticipar. Por este motivo, es importante que las autoridades monetarias reaccionen rápida y decididamente para evitar tipos de interés nominales nulos, ya que se reduce sustancialmente la efectividad de la política monetaria cuando se llega a ese límite. Antes de alcanzar tipos nominales nulos, una meta explícita de inflación y el mantenimiento de los tipos de interés en niveles muy bajos durante un periodo predeterminado parece lo aconsejable. Si ya se hubieran alcanzo tipos nulos, las autoridades disponen de ciertos medios para atajar el problema de la deflación, entre ellos políticas monetarias más heterodoxas, una expansión fiscal sustancial y/o una rápida depreciación del tipo de cambio. Estas opciones no están exentas de costes para el balance del banco central, la sostenibilidad de las cuentas públicas y la estabilidad monetaria internacional, pero son inferiores a los costes derivados de una situación permanente de deflación y de estancamiento económico.